lunes, 12 de enero de 2009

¡Ya deja esa madre!

Seguramente ésa, "¡deja ya esa madre!", fue la frase que más veces habrá escuchado Graham Parker durante sus últimos 26 años de vida, y no se refiere precisamente a que el buen Graham se la pasara tocándose "esa madre".

La historia del oriundo de Portchester, Inglaterra, me dejó idiota (ya se me quitó, no se preocupen... ) por que no puedo creer que una persona invierta 26 años en algo tan vanal como puede ser el famoso juego del cubo de Rubik.

Poco más de 27 mil 400 horas fue el tiempo que Parker invirtió para poder terminar el juego y que todos los colores quedaran ordenados. ¡Por Dios!, más de dos décadas y media jugando con esa tontería... qué triste.

Dirán que soy un exagerado, que todos podemos tener un hobby que absorva gran parte de nuestro tiempo, pero ojo, que el tipo se perdió momentos importantes de su vida por quedarse con su cubo en casa, según sus propias declaraciones al diario The Telegraph, aquí:

"He tenido problemas en la espalda y en mis muñecas por todas las horas que pasé sentado tratando de resolverlo. Pero cuando le di ese último giro y todos los colores empataban no pude hacer otra cosa mas que llorar", apunta el casado y padre de un niño que compró el juego en 1983.

Dentro de todo esto tengo que reconocer la fuerza de voluntad del tipo para no dejar el asunto a medias y no rendirse... ¡pero 26 años es demasiado!, además, ¿cómo se puede ser tan pendejo como para no resolverlo en tanto tiempo?

Yo también me he clavado con cosas del estilo. Una vez me pasé tres semanas tratando de terminar un videojuego hasta que lo logré, pero nunca, por más empeñado que estuviera, dejé de salir con la familia, visitar a los amigos, divertirme, estudiar, dormir o comer.

Lo más cajeta de todo esto es que Graham Parker no está solo, pues existe una asociación llamada Asociación Mundial de Cubos de Rubik, la cual podría darle a Parker un reconocimiento por su logro.

Esta organización incluso cuenta con un grupo de "Cubohólicos", la cual busca ayudar a los adictos a este juego a dejarlo.

Así que ahí les dejo a este muchacho.

Por cierto, lo que el gato de la foto quiere decir es: Oh my God! What the fuck? (¡Dios mío! ¿Qué carajo?)

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