miércoles, 6 de mayo de 2009

I love Scotland !! (octava parte)

Día 5 por la mañana: Derrota internacional

La mañana de aquel domingo 25 de diciembre fue muy especial. Me desperté a las 7:47 a.m. deseando que este día tuviera 48 horas de duración y no 24 porque prácticamente era mi último día en Escocia ya que el lunes tenía que estar en el aeropuerto de Glasgow a las 7 de la mañana para emprender el viaje de regreso a mi vida normal en la Ciudad de México.

Karen me rodeaba con su brazo izquierdo y su cabeza descansaba sobre mi hombro. No tuve que esperar mucho para que su reloj despertador anunciara las 8 de la mañana para levantarnos de la cama para tomar un baño, desayunar y esperar a que Craig pasara por mí a las 9:30 para ir a jugar futbol con sus amigos mientras Karen iría a casa de su hermana Katrina para recoger algo que me iban a regalar y después ella nos alcanzaría en el lugar a donde iríamos a jugar.

Durante el desayuno Karen y yo nos pusimos a soñar juntos y a hacer planes a futuro. Yo la invité a venir a México de vacaciones en verano para llevarla a conocer la ciudad y después a la playa... tal vez a Puerto Escondido. Ella por su parte me propuso volver a Escocia para llevarme a conocer el norte del país en donde se encuentran lugares como el famoso Lago Ness y la ciudad capital, Edimburgo. También mencionó la posibilidad de viajar juntos a Grecia, país que ella visitó hace dos años.

Aún no terminábamos de desayunar cuando el timbre de la puerta anunció la llegada de Craig, quien vestía pants de color negro y la camiseta del equipo local de Paisley que en estos momentos juega en la tercera división escocesa. Yo vestía, como era de esperarse, ¡¡la gloriosa camiseta de los Pumas de la UNAM!!, y unos pants azules. Terminé de alistarme, besé a Karen y salí corriendo con Craig hacia el carro de uno de sus cuates donde ya todos estaban montados y listos para romperse el alma en la cancha jajaja.

"The gang" como ellos se hacen llamar, son un grupo de tipos muy divertidos, sencillos y sobre todo amigables. Sus edades oscilan de entre los 21 y 23 años de edad siendo Craig el más joven con 19. Yo esperaba llegar a jugar a un parque o algo así, pero en vez de eso llegamos a un club deportivo donde ingresamos a una cancha de futbol rápido, la cual teníamos para nosotros solitos gracias a la membresía del papá de uno de ellos. Se iniciaron los balonazos, los centros al área, los disparos al arco, las jugadas de fantasía y todo aquello que se hace antes de planear un partido más "formal".

Éramos seis y no nos pareció buena idea formar dos equipos para jugar, así que les hicimos la reta a otros tipos que estaban jugando en la cancha de al lado y entonces sí aquello tomaba más tinte de un día futbolero. Ellos eran mayores que nosotros, por lo menos un par ya le tiraba a los 28, 29 años... o tal vez hasta 30.

Se inició el partido y ellos mostraron inmediatamente su estrategia golpeando con rudeza innecesaria a uno de los amigos de Craig provocando que a éste se le saliera el aire del estómago. Así continuamos jugando, recibiendo patadas y empujones hasta que uno de los nuestros marcó el primer gol y la cosa se puso peor, pues aquellos weyes tal vez creían que estaban perdiendo la final del mundial o algo así y de plano tiraron hachazos a diestra y siniestra, pero no nos rajamos y seguimos jugando.

Yo recibí hasta tres patadas en una sola jugada y ya empezaba a cansarme. Un par de minutos después Craig me llamó y me dijo "ya llegó el apoyo", me giré a mi derecha y ahí estaban Gemma y Karen saludándonos.

Ningún hombre que esté leyendo esto me va a negar que es imposible sacar la casta cuando está siendo observado por su novia o esposa, ninguno va a negar que hasta se hincha el pecho, se cierran los puños, se aprietan los dientes y te pones a las patadas con cualquiera... y eso nos pasó exactamente a Craig y a mí.

De repente vi un cambió drástico en él, pues corría, metía y pedía el balón como si su vida dependiera de ello, "ahhh no, ni madres wey, tú no vas a ser el héroe", pensé, y me apliqué más en servir pases a mis compañeros, defender como fuera nuestra portería y a pelearles el balón de igual a igual a los contrarios.

A pesar de nuestro esfuerzo ya íbamos perdiendo 3-1 y los imbéciles del otro equipo empezaban a actuar de manera fanfarrona tratando de ridiculizarnos en las jugadas que hacían; hasta el puto del portero quería salir controlando el balón hasta la media cancha. Yo volteaba a ver a Karen y aunque ella se mostraba entusiasmada, sabía que no era verdad, pues no tenía esa mirada traviesa de cuando en verdad lo está... supongo que estaba desilusionada de ver cómo nos daban una paliza y se burlaban de nosotros.

Cayó el cuarto gol de ellos y la burla ya era descarada con bailecitos idiotas haciendo referencia a nuestro acribillado portero. Yo ya estaba hasta la madre, Craig ya estaba hasta la madre y el resto también. Empezamos a jugar con más fuerza física, sin duda ya no tomando el asunto como un simple juego, sino como algo personal. Para mí se volvió personal cuando escuché a un par de ellos hablando de Karen y sus pechos de manera ofensiva... incluso uno dijo que la invitaría a tomar una cerveza para después follársela en su departamento… y con eso me bastó.

Durante el resto del partido me pasé cazando a ese par para ver si lograba acomodarles unas patadas de manera disimulada y lo hice, pero uno de ellos me encaró, me dijo no sé que madres y me empujó. Antes de que yo pudiera responderle el empujón después de mentarle su madre en español, uno de los amigos de Craig me apartó para calmar las cosas... a lo lejos escuché a Gemma gritar "come on guys don't fight with them!!".

Así pues, seguimos jugando duro y logramos hacer otro gol que festejamos como si fuéramos ganando. El partido se acabó y perdimos 4-2 pero no salimos de ahí avergonzados ni nada de eso, de hecho todos estábamos con la cara en alto sabiendo que aunque no ganamos tampoco nos dejamos pisotear por aquellos pendejos y que por lo menos tres se fueron con un buen patín en las piernas, uno hasta en las criadillas que yo le apliqué sin querer queriendo.

Cuando llegamos hasta donde estaban las chicas, los seis nos dejamos caer exhaustos y sudorosos. Ellas empezaron a animarnos diciendo que habíamos jugado bien. Karen me preguntó "¿estás bien?", "sí... pero perdimos" le contesté, ella sólo me tomó la mano y dijo estar contenta por haberme visto valiente frente a los otros que eran mucho más altos que yo... claro que le planté un beso de telenovela después de que dijo eso.

Salimos del deportivo y nos fuimos a casa de Craig y Gemma a descansar y platicar un rato acerca del partido y para hacer planes para la tarde y noche.

Más adelante continuaré con el relato de mi última tarde en Paisley. ¡Adiós!

lunes, 27 de abril de 2009

I love Scotland!! (séptima parte)

Final día 4: Noche Buena a lo scottish

Craig, Gemma y yo llegamos a casa de Iris al rededor de las 8:30 p.m., el frío estaba del carajo y la neblina comenzaba a bloquearme la vista. Al entrar, Gemma y yo empezamos a presumir nuestras compras en el centro comercial y Alex no dejaba de levantar sus pulgares en aprobación a mi decisión de comprar camisetas del Rangers en lugar de camisetas del Celtic, pues él es hincha de hueso colorado del equipo azul (en realidad también quería tener la del Celtic pero estaban mucho más caras que las del Rangers). Unos veinte minutos después Alex me pidió que lo acompañara a dejar a Craig y Gemma a su casa para después pasar a recoger a Alex jr a casa de su abuela, así que esta vez decidí ponerme chamarra y guantes para soportar el frío de afuera. El trayecto no fue fácil, pues Alex tuvo que batallar mucho con la neblina y lo resbaladizo que estaba el camino a causa del aguanieve que empezaba a caer. Antes de llegar a casa de mis "shopping mates", ya no podía sentir mis pies y mis manos se movían con dificultad, así que Alex se apresuró para llegar a nuestra primera parada. Craig y Gemma se bajaron del auto y al despedirse, él me dijo algo que me cayó de sorpresa "mañana paso por ti porque quiero invitarte a jugar futbol con mis amigos", era perfecto, iba a conocer gente nueva y a disfrutar de una cascarita de futbol en el extranjero... el sueño de todo futbolista de llano jajajaja.
Llegamos a casa de la mamá de Alex, donde había estado esperando con ansias nuestra llegada el buen Alex jr. La señora me recibió como si fuera uno más de sus nietos, pues ya había tenido la oportunidad de escuchar acerca de mí cuando Iris y Alex le llamaron por teléfono días antes y cuando fueron a dejar a su hijo por un rato para que conviviera con ella... y al parecer había causado una muy buena impresión en la familia por la forma en la que fui recibido... ¡con un regalo! La señora me regaló un disco de música típica de Escocia, pero no de gaita sino de "pan pipes bands" que es más rítmica y alegre.
Después de conversar un rato con ella acerca de mi experiencia en Escocia y un poco de mi vida acá en México, llegó la hora de despedirnos, la abuelita me dio un abrazo y tomando mi cara con ambas manos me dijo "ha sido un placer conocerte Victor, espero que vuelvas pronto a visitarnos", yo le dije que sin duda regresaré algún día y que lo haría lo más pronto posible. Durante el regreso a casa sólo platiqué con Alex acerca de lo que habíamos hecho en el centro comercial y del tormento por el cual nos hizo pasar la novia de su hijo, lo que le causó mucha gracia.
Llegamos a casa, ayudé a Alex jr a bajar del auto y al entrar a la casa ahí estaba ella sentada tomando una taza de café y sonriéndome con esa carita de traviesa que ya conocía bien... Dios, cómo había extrañado a Karen a lo largo del día. Ella se levantó, me dio un beso y me condujo a la cocina para prepararme una taza de leche caliente para combatir el frío. "Te extrañé" le dije mientras ella me pasaba la taza, "yo también te extrañé... pero te lo pasaste bien con Gemma y Craig, ¿verdad?" me respondió ella, "sí, nos divertimos y conocí más lugares de la ciudad, pero aun así me hubiera gustado que hubieses ido con nosotros", aquel comentario me hizo acreedor a un beso tan intenso que ya no necesité la leche para quitarme el frío.
Nos reunimos en la sala con los papás, quienes ya habían abierto la botella de tequila que les regalé a mi llegada y otra de whisky. Me sacó un poco de onda que no se haya organizado una reunión familiar como la que se acostumbra en México... no hubo pavo ni pierna ni pasta ni nada de nada, sólo los cuatro ahí sentados platicando y bebiendo. Después Karen me diría que la razón por la cual no se festeja como le expliqué que se hace en México, es que la gran mayoría de la población escocesa es protestante y ellos sólo festejan el día 25, o sea Navidad.
Para mí era raro no ver el escándalo que generalmente hace mi familia en casa, las risas, la música y todo eso a lo que estoy acostumbrado a vivir año con año en mi país, pero acepté de buena gana la situación y sólo me preocupé por festejar al estilo de ellos.
Las horas pasaron entre relatos de la niñez de Iris y Alex, las travesuras de Karen cuando era más pequeña, las hazañas de Craig jugando futbol para el Everton de Inglaterra y lo tímida que era Gemma cuando la conocieron hace 10 años. Al dar las 12:30 de la noche Alex alzó sus brazos en júbilo gritando "Merry Christmas!!", abrazó a su esposa y la besó deseándole felicidad. Karen y yo volteamos a vernos uno al otro de manera instantánea, repetimos el gesto de Alex y nos dimos un largo y apasionado beso, el cual se interrumpió cuando escuchamos a Iris y Alex riendo y diciendo al mismo tiempo "ohhh kissy kissy!!", Karen y yo nos pusimos rojos de la pena y después nos tiramos a carcajadas. Algunos minutos después, Iris se levantó para buscar una caja que había ocultado muy bien detrás de uno de los sillones y me la entregó en las manos, de inmediato supe que era un regalo y me levanté para agradecérselo y darle un abrazo, al voltearme vi a Karen también con una bolsa en la mano y me la entregó para después decirme mientras acariciaba mi cabello "Merry Christmas baby" ¡uuufff! casi me derrito ahí mismo. También Alex se levantó del sillón y sacó una caja de no sé dónde y me la entregó, "here you go fella!!". De repente me encontré sintiendo un nudo en la garganta y sin poder pronunciar una sola palabra, estaba muy emocionado. "Wow, no tenían que darme nada, ya me han dado mucho con aceptarme en su casa durante toda esta semana, gracias de verdad... lo siento, yo no tengo nada que darles ahorita", les dije a los tres cuando pude recuperar el habla. Los tres hicieron el clásico gesto con la mano de "no hay problema".
"Tú sin darte cuenta nos has dado mucho Victor, trajiste alegría a la familia con tu presencia y hasta nos hiciste más unidos... antes no podía lograr que Alex faltara a su trabajo aunque fuera un día para estar juntos y ahora no ha ido a trabajar en toda la semana, eso gracias a que estás aquí... durante los últimos días he visto más a mi hija que en los últimos meses y eso también por que estás tú aquí, así que no creas que no nos has dado nada hijo, te debemos mucho", dijo Iris mostrando su lado sensible con los ojos llenos de agua... yo sólo la abracé sin decir nada.
Llegó la hora de brindar y Alex me convenció para que por lo menos me tomara una copa de whisky con ellos y la acepté olvidándome de mi problema de salud, pues bien valía la pena un poco más de triglicéridos en mi sangre por vivir aquel momento. Brindamos por la esperanza de volvernos a ver en un futuro cercano, nos abrazamos y ellos me pidieron entusiasmados que abriera mis regalos. Iris me ragaló una camiseta amarilla que está adornada por un par de "leones rampantes" que son el símbolo que aparece en el escudo nacional de Escocia. Alex me regaló un estuche con lociones para después de afeitarme y Karen me regaló una camiseta del Rangers, igualita a la que había comprado unas horas antes, pero esta se veía más bonita por alguna extraña razón e inmediatamente me la puse para darle el gusto de verme vistiendo los colores de su equipo favorito.
Ya eran las 2:30 de la mañana y Karen ya estaba cansada, así que nos despedimos de Iris y Alex para tomar un taxi que nos llevó al departamento de mi novia. Al llegar, Karen parecía haber perdido por completo el sueño, me abrazó por el cuello, me sonrió y dijo "¿qué esperas para besarme y llevarme al cuarto guapo?" y así empezamos a vivir lo que sería nuestra última noche juntos.
Así fue como pasé la víspera de Navidad en Escocia y aunque diferente, lo disfruté mucho.

I love Scotland!! (sexta parte)

Continuación día 4: Todas las chicas son iguales

Al llegar a casa después de visitar el monumento a William Wallace y de haber respirado un poco de historia escocésa, nos encontramos con Craig y su novia Gemma, quienes estaban ansiosos por compartir un día conmigo en la ciudad para mostrarme algunos lugares interesantes, recorrer las calles y echar un ojo a un centro comercial, pues Gemma tenía el deseo de comprar algunas prendas nuevas para una ocasión especial... supuse que para Navidad.
Yo llegué y dije "vámonos riendo!", pero Craig me detuvo para darme un consejo que sin duda terminaría agradeciéndole al término del día "creo que es mejor que te cambies los pants que traes puestos y te pongas jeans, porque vamos a regresar tarde y el frío te va a matar si te vas así", entonces escuchando las sabias palabras de Craig corrí escaleras arriba para buscar mis jeans. Aprovechando que me estaba cambiando de ropa otra vez, decidí buscar en mi maleta la gloriosa sudadera dorada de los Pumas para mostrarle a Escocia los colores más sagrados del fútbol a nivel mundial.
Nos despedimos de Iris y Alex para salir a caminar hacia una estación de autobús que me pareció un poco retirada de casa pero la caminada me hizo bien y además pude ver un poco más del lugar. Al subir al camión compramos unos boletos de viaje que nos servirían para tomar el bus durante todo ese día y tomamos nuestros asientos. En un gesto de amabilidad, Craig y Gemma decidieron que en todos los traslados yo me sentara al lado de ella para que pudiera sentirme más agusto y pudiera preguntarle sobre las calles, edificios o cualquier cosa que se me ocurriera. En este momento y a estas alturas de mi relato me acordé de un dato que no les di acerca de mi ubicación geográfica durante mi estancia en Escocia, la cual no era en la ciudad de Glasgow precisamente, sino en Paisley, un condado cercano a Glasgow... es así como Ecatepec si lo queremos entender con la geografía de la capital en México, sólo que las distancias entre los lugares allá son mucho más cortas que aquí en la tierra de la torta y el taco. Una vez aclarado este asunto les cuento que nos dirigíamos en bus al centro de Paisley, donde se encuentra la Abadía, un lugar muy importante para los católicos del lugar.
La Abadía de Paisley sería para ellos lo que para nosotros es la Catedral del Centro Histórico. El templo fue construído en el siglo XII justo en el lugar donde alguna vez se levantó una importante iglesia celta en siglos anteriores. El lugar te hace sentirte remontado a la edad media, sus jardines interiores siguen siendo adornados por cruces de quella época y el altar principal está tan ricamente adornado que a cualquiera se le antojaría casorio con sólo verlo.
Después de tomarmos unas fotos a las afueras del lugar y de recorrer el interior, donde se me pidió no tomar fotos para no dañar las pinturas que lo adornan, volvimos a recorrer las calles de los alrededores. Habíamos caminado dos cuadras cuando de repente algo captó mi atención, se trataba de un par de chicas conversando justo en la esquina a la que nos dirijíamos... sí, ya sé lo que estás pensando "este wey ya andaba de perro"... ¡¡pero no!!, aunque sí eran un par de bomboncitos, lo que me llamó la atención de ellas era la lengua en la que estaban hablando, la cual de repente dejaba escapar palabras que se parecían al inglés pero en general no entendía nada de lo que decían. Discretamente le pregunté a Craig acerca de aquella lengua rara que hablaban las chicas y él me dijo "es gaélico... tampoco lo entiendo", fue entonces cuando me cayó del veinte de la nacionalidad de ellas dos y del porqué de su lengua imposible de entender para mí y mis dos acompañantes.
Seguimos caminando hasta llegar a nuestro destino principal... el centro comercial. Yo no iba con intención de comprar nada, pues tenía que ahorrar dinero para salir a cenar con Karen al otro día como habíamos planeado, pero no me pude resistir de entrar a echar un vistazo a la tienda oficial del Rangers FC, de donde salí con 5 camisetas del equipo que serían para mis hermanos, una para mí, un primo y uno de mis tíos que es tan fanático al juego como yo. Aquella compra me tomó unos cinco minutos y eso por que la cajera se tardó un poco... ¿por qué me tomó tan poco tiempo?, por que soy hombre y todo mundo sabe que cuando un hombre se mete a una tienda es porque ya sabe por lo que va o lo decide de inmediato al ver la mercancía. Después de la parada en la tienda del Rangers llegó el turno de la dama del grupo y créanme, no hay diferencia entre las chicas de allá con las mexicanas cuando se trata de ir a un centro comercial.
Por espacio de 3 horas y media Craig y yo recorrimos más o menos 8 tiendas siguiendo los pasos de la dulce Gemma que no se decidía entre qué blusa comprar, los zapatos que mejor harían juego con el pantalón que acababa de adquirir, los accesorios que se le verían mejor con todo el atuendo, el color del cinturón y hasta el maquillaje que mejor hiciera juego con sus prendas. La chica se probó cientos, miles... un chingo de ropa, a pesar de los esfuerzos de Craig y yo por mostrarnos cada vez más entusiasmados con los atuendos que ella salía a mostrarnos para que se decidiera por cualquiera lo antes posible y acabar con el martirio. "Discúlpala... supongo que las mujeres en México no son así" dijo Craig y yo casi me atraganto con el trago de agua que tomaba en aquel momento. "No te preocupes, las mexicanas son iguales o hasta peores cuando salen de compras... especialmente si van con el novio", y con esas palabras logré disipar un poco de la preocupación de Craig por la tardanza de su novia para elegir lo que iba a llevarse.
"Qué bueno que no vino Karen porque hubiéramos tenido que acampar aquí mismo en lo que ellas dos se decidían por algo en definitiva" dijo él antes de darme una palmadita en la espalda en señal de compañerismo. Finalmente vimos salir a Gemma del probador vistiendo un pantalón negro, una blusa del mismo color pero que brillaba, zapatos de tacón y una gargantilla y aretes que hacían armonía con todo lo demas... en verdad se veía muy guapa. Con un reflejo ya de desesperación, Craig y yo levantamos ambos dedos pulgares y sonreímos mostrando aprobación, afortunadamente esta vez fuimos lo suficientemente convincentes para evitar que Gemma se dirijiera a escoger otra ropa, la tortura había terminado.
Después de que el buen Craig pagó los artículos que se llevaría su prometida llegó la hora de ir a comer, ¡¡bendito Dios!! Mi compañero y yo nos atascamos un par de hamburguesas de McDonald's cada uno ante la sorprendida mirada de Gemma quien no pudo evitar decir "parece como si no hubieran comido en semanas o como si los hubieran puesto a trabajar todo el día sin parar"... chicas, ¿qué saben ellas del sufrimiento de un hombre? Pasamos el resto de la tarde ahí sentados hablando sobre películas, futbol, clases de besos y de más babosadas que se nos pudieron ocurrir para después tomar un taxi que nos llevaría de vuelta a casa de Iris y Alex.
En la próxima entrega les contaré lo que pasó en la celebración de la Noche Buena. Les dejo fotos de la Abadía (salgo con Gemma en una de ellas) y una foto de mis compañeros en el camión, ¡Adiós!

I love Scotland!! (quinta parte)

Día 4: Wallace Rules!!

Eran las nueve de la mañana. Escuchaba la voz de Karen muy lejana, ella me decía algo pero no alcanzaba a entenderle. Poco a poco empecé a abrir los ojos y su voz sonaba cada vez más cerca hasta que pude entender que me decía "Wake up sleepy head... come on wake up". Me tallé los ojos y cuando finalmente pude abrirlos la vi recostada a mi lado mirándome mientras acariciaba el lóbulo de mi oreja izquierda. "Good morning!, I will not ask how you slept because I already know hahahaha!", dijo con una gran sonrisa mientras yo me tomaba la cabeza con ambas manos y reía también. Intenté convencerla de volver a dormir pero ella se negó, pues me había despertado por una razón mucho más poderosa que el deseo de seguir durmiendo calientitos... su mamá nos esperaba para desayunar.
No hubo de otra más que levantarnos y darnos un baño caliente. En una hora ya estábamos listos para salir. Durante el camino a casa de mi... suegra/mamá... en el taxi, no pude evitar recargar mi cabeza en su hombro, cerrar los ojos e imaginar que seguía jetón en esa cómoda cama. Finalmente llegamos a casa de Iris y ya nos esperaban los dos Alex sentados a la mesa mientras la señora de la casa le daba el último toque al desayuno.
El desayuno estuvo delicioso como siempre, especialmente el tocino y aquel típico pan de allá del cual no recuerdo el nombre todavía. También comí un poco de fruta y me llamó mucho la atención el melón que tienen allá, pues sus colores son muy distintos al que tenemos en México porque la cáscara es amarilla y el resto del fruto es verde... un poco raro pero sabe igual. Después del desayuno Karen se tuvo que despedir por que tenía que ir a ver a su papá, John, a quien tendría el gusto de conocer más adelante. Yo subí al cuarto donde había permanecido mi maleta desde que la recuperé para cambiarme de ropa y estar listo para salir con Iris y Alex al supermercado... o por lo menos eso creí que haríamos. Nos subimos al Tsuru verde de la familia y nos pusimos en marcha. Diez minutos después pude ver una columna que se levantaba al centro de un pequeño parque. Al preguntarle a Alex de qué se trataba, él me respondió "es el monumento a William Wallace"... ¡¡ay wey!!, no lo podía creer, me encontraba a unos pasos de aquel lugar del que tanto había escuchado hablar, de aquel lugar donde el héroe más grande de Escocia había vivido su infancia, ¡¡aquel lugar donde siempre había querido estar desde chavito!!
El auto se detuvo y yo bajé del mismo casi tropezando con la banqueta de tanta emoción. Antes de salir corriendo a admirar la columna, me di la vuelta para mirar a aquella pareja para decirles "you guys are great!!".
Desde que pisas ese verde pasto puedes sentir que la atmósfera del lugar es diferente, que cientos de años de historia pasan entre tus dedos arrastrados por los soplidos del frío viento. Lo primero que hice fue leer la placa al pie de la columna que dice "Wallace fue un héroe de Escocia durante las guerras de independencia contra Inglaterra", "Este monumento fue levantado en su honor en el año de 1912 por iniciativa de la comunidad y es un lugar de gran importancia para los escoceses, por favor cuída este lugar". Me volví para mirar la columna de frente y la piel se me puso como de gallina, era genial estar ahí y en mi mente sonaba aquel grito de "Freedooooom!!" que Mel Gibson hizo famoso en su película "Braveheart". Los detalles con los que está adornada son magníficos, especialmente la parte frontal que tiene la representación del casco y hacha de William, así como la espada que está en la parte intermedia y la corona que se encuentra en la parte superior del monumento. Yo estaba perdido en mis pensamientos y seguramente tirando baba cuando la mano de Alex en mi hombro derecho me despertó para señalarme la parte posterior del parque donde se encuentra un viejo pero grande y fuerte roble que según la tradición es el roble de la familia Wallace donde William solía esconderse al jugar o cuando veía pasar soldados ingleses. No pude evitar el impulso de salir corriendo hacia el roble para verlo más de cerca y disfrutar de sus colores, textura y sombra.
Iris se ofreció a tomarme una fotografía mientras posaba al lado del roble, la cual podrán ver al final de esta nota. Antes de volvernos al auto faltaba la mejor parte y mi mamá/suegra se encargó de hacerlo más emocionante todavía. Iris me pidió que cerrara los ojos, me tomó de la mano y me llevó caminando algunos metros lejos del Roble Wallace. "Cuídado, hay un escalón y luego hay otro, pisa con cuídado para que no resbales... bien, ahora puedes abrir los ojos", me dijo... y de repente me encontraba en medio de algo que no hubiera imaginado jamás... ¡las ruinas de la casa de Wallace!, ¡sí!, estaba parado justo donde pudo haber sido su cuarto o talv ez donde se ponía a platicar con Malcom, su padre. A un par de metros de donde estaba parado se encuentra lo que alguna vez fue una chimenea y una suerte de parrilla donde pudo haber cocinado la carne que comía a diario. De inmediato Iris tomó la cámara y me animó a que posara sentado a un lado de aquellos restos de chimenea antes de que volviéramos a casa para encontrarnos con Craig y Gemma, quienes me esperaban para darme otra sorpresa.
Aquella mañana fue muy especial para mí porque siempre me ha gustado leer sobre aquel héroe escocés que se le puso al brinco a Inglaterra y logró que los escoceses se sintieran dueños de su país por primera vez desde que Longshanks había invadido sus tierras. He decidido dividir el relato de este día en dos partes, así que la próxima entrega terminaré de platicarles lo que sucedió durante la tarde, ¿vale? ¡Adiós!

I love Scotland!! (cuarta parte)

Día 3: ¡¡Ohhhh psss si estamos chupando tranquilos!!

Aquella mañana lo primero que percibí fue el aroma del cabello de Karen, moví mi brazo derecho para intentar jalar un poco la cobija que no me tapaba bien del frío en y al tratar de mover el brazo izquierdo me di cuenta de que lo tenía atrapado debajo de ella. Decidí no molestar a la nena haciendo un movimiento brusco para liberar mi brazo y con una voz tenue le dije al oído "Karen... ¿me puedes abrazar?, tengo frío", ella respondió con un "¿ah sí?... ven acá", se volteó hacia mí y me abrazó después de colocar la cobija de manera que nos tapara a ambos. Habremos dormido por otras tres horas cuando nos despertó el sonido de la rendija por donde el cartero deja la correspondencia, así que Karen se levantó a recoger el sobre que le acababan de entregar. No se trataba más que del clásico saludo navideño del banco con el que tienes una cuenta abierta... "uhhh que la chingada, ¿y por eso la hicieron levantarse?" fue lo que pensé al verla ahí sentada a mi lado leyendo el contenido del sobre. Karen se inclinó hacia su izquierda para alcanzar el control de la t.v. que se encuentra frente a su cama, la encendió y se volvió a acostar a mi lado pidiendo que la abrazara de nuevo. Vimos partes de varios programas, pues no encontramos uno que nos gustara a ambos. Después de fallar en el intento de compartir un rato de televisión por nuestros distintos gustos, Karen se volteó repentinamente y con esa cara de traviesa que hace cada vez que tiene una idea, me preguntó "¿tienes hambre?", claro que tenía hambre, ya eran las 11 de la mañana y no había comido ni madres desde la tarde anterior, ¡¡la tripa se me revolcaba de hambre!!... "sí, un poco", le respondí. Así pues, ella se levantó, tomó mi camisa que estaba en el suelo, se la puso y con un gesto coqueto salió del cuarto camino hacia la cocina. Yo me quedé ahí en el cuarto pensando en lo que había pasado durante la noche y no podía dejar de sonreir. Unos minutos después percibí el olor de la comida que Karen estaba preparando y mi tripa volvió a revolcarse de desesperación. El desayuno estaba listo y después de servir mi plato ella se sentó a mi lado para comenzar a desayunar juntos.
Mientras desayunábamos ese delicioso huevo con queso derretido encima acompañado de salchicha alemana y frijoles, recibimos la llamada telefónica de su madre, la cual yo no quería recibir a lo largo de todo ese día... Iris estaba en camino para recogerme. Terminamos el desayuno y nos preparamos para no ser sorprendidos por su mamá en pelotas.
Finalmente llegó Iris muerta de frío y mojada por la llovizna que no había parado desde la noche anterior. Después de hablar un poco sobre el clima y de hacer planes para esa noche, mi "nueva novia" como se denominó ella misma, me besó antes de que Iris y yo saliéramos del departamento a paso veloz hacia "un lugar" donde nos esperaba Alex, su esposo.
Después de caminar tres cuadras llegamos a la puerta de aquel lugar a donde me llevaba Iris de la mano, se trataba de una cantina o "pub" como se les conoce a esos lugares. El lugar me pareció muy agradable desde el primer momento, pues cuando entramos, la gente que estaba en la barra nos recibió con un "hey!!" y los brazos levantados sosteniendo los tarros llenos de cerveza... ¡un saludo de compas!
Junto a la barra encontramos a Alex platicando con otros dos hombres, nos acercamos e inmediatamente uno de sus amigos jaló un par de bancos para que Iris y yo nos sentáramos junto a ellos. No pude ni decir "hola" cuando uno de ellos, al que todos llaman "Doc" me había ofrecido cerveza en un tarro que estaba lleno casi hasta el borde, el cual rechacé a causa de mi condición de salud que me prohíbe beber alcohól, aunque estando en ese lugar sí me apetecía beber un poco de cerveza junto a ellos.
Algo que puedo afirmar acerca de los escoceses, es que son muy amigables, pues no sabían mi nombre ni de dónde había venido y ya me estaban tratando como si me conocieran desde años atrás. Cuando Alex les dijo que yo era mexicano me convertí en la novedad del lugar y gente sentada en otras mesas se empezó a acercar para saludarme. No faltó el que intentó decir algunas frases en español o hasta tarareó "la cucaracha".
Muchos confesaron que yo era el primer mexicano que conocían en su vida y se mostraron interesados en saber más acerca de nuestra cultura y en especial de las dimensiones de la Ciudad de México y del número de habitantes que la ocupan.
Algo que me sacó un poco de onda fue la idea que ellos tienen acerca de la vida cotidiana en México, pues al gunos creen que todavía vestimos trajes de charro como Pedro Infante en sus películas o que todos traemos un revolver o que tal vez nos detenemos a cantarle a las muchachas guapas que caminan por la calle... no nos podemos quejar, acá en México mucha gente cree que los escoceses visten faldas a diario.
Uno de ellos, David, me preguntó acerca de los taxis que tenemos acá, sí, de los bochitos. Según David, ese aspecto de México le llama mucho la atención porque en Europa es muy difícil encontrar un bochito en funcionamiento y más en el Reino Unido, pues es visto como el auto nazi por excelencia y no llegaron muchos de esos a las calles británicas. También conocí a un señor que es apodado "Popeye", y yo me preguntaba el porqué del apodo cuando aquel hombre se ajustó un poco el cabello y de repente hizo una de las caras más cagadas que haya visto en mi vida, claro, le tomé una foto para compartirla con ustedes.
Justo cuando estaba dando mis pronósticos para el mundial de futbol de Alemania, entró al bar un señor de aproximadamente 70 años de edad o tal vez un poco más al que todos saludaron con un estruendoso "heeey Johnny!!". De acuerdo con lo que me dijo Iris, el señor John había sido soldado durante muchos años y era un virtuoso con la gaita. Cuando John se acercó a saludar al grupo en donde me encontraba yo, Doc me presentó con él sin omitir mi nacionalidad y mi interés por escuchar algo de música salida de las "bag pipes" de John. Aquel hombre delgado y canoso se disculpó por no haber llevado su gaita consigo aquel día pero se acercó más para que pudiera escucharle decir "hijo, en tu honor voy a tocar algunas melodías", acto seguido sacó una armónica del bolsillo de su pantalón y comenzó a tocar las notas de una canción llamada "Scottish Soldier". A mí se me puso la piel de gallina al ver ese gesto de Johnn hacia mi presencia en el bar aquella tarde y no podía dejar de pensar en lo afortunado que era al estar ahí, justo ahí viviendo aquella experiencia. John tocó tres melodías más alegres, la gente de las mesas aplaudía al ritmo de la música y algunos más levantaban sus tarros para brindar mientras cantaban, fue genial. Un par de horas después nos tuvimos que despedir de los amigos, prácticamente me despedí de todos en el lugar, hasta de las despachadoras detrás de la barra.
Yo tenía que prepararme para salir de nuevo con Karen en algunas horas y mis "padres" a hacer compras en el supermercado. Por la noche volví a ver a Karen, quien tenía ganas de comer comida chatarra, así que fuimos a un Burger King y compramos un par de hamburguesas que son mucho más pequeñas que las que nos venden en México, así que la próxima vez que piensen en quejarse por lo caro que están, piénsenlo dos veces porque en verdad que estamos en la gloria a comparación de los británicos por que allá ni aderezo le ponen a la hamburguesa.
Karen y yo volvimos a su departamento y vimos una película llamada en español "Euroviaje Censurado", la cual ella puso con toda intención de hacerme reir por la similitud de mi viaje con el del tipo de la película. Nos abrazamos en el sillón mientras veíamos la película, compartimos la comida y después llegó la hora de ir a la cama a... dormir. Así terminaba otro emocionante día en Escocia, pero el siguiente lo sería también porque visitaría uno de los lugares más importantes para los escoceses y para muchas personas como yo que les gusta leer historias épicas de caballeros andantes... me refiero al Monumento a William Wallace, pero de esto les platico luego. ¡Adiós!

I love Scotland!! (tercera parte)

Día 2: Joyce who???

El timbrazo del teléfono me despertó, mis párpados se sentían pesados y mi espalda me dolía un poco, supongo que por haber pasado tanto tiempo sentado en el avión. Cuando pude abrir mis ojos no reconocí nada del entorno y me sorprendí "¡ay wey! ¿dónde estoy?... ahhh sí... estoy de refugiado... pinche Joyce!". Me quité de encima el par de cobijas que tenía y busqué mi reloj.
Eran las 11 de la mañana y me levanté de inmediato, pues seguramente mis anfitriones estarían pensando que era un huevonzote, y sí lo soy pero pues en casa ajena hay que aparentar lo contrario, ¿no?
Justo terminaba de ponerme los pantalones cuando alguien tocó a la puerta del cuarto, se trataba de Iris, me dio los buenos días y me dijo "anda muchacho que seguro tienes hambre y tu desayuno está por salir", qué personas tan atentas... gracias Dios.
Me apresuré a cepillarme los dientes, me puse una gorra y bajé las escaleras siguiendo el olor de la comida. Encontré un plato muy bien servido con tocino, huevo, puré, salchichas, galletas, paté, pan y un vaso de leche fresca. El desayuno me lo terminé en 10 minutos bajo la mirada complacida de Iris.
Después del desayuno Iris me llevó a dar un tour por toda la casa, especialmente a su patio trasero donde tiene 5 conejos como mascotas. En un principio me pareció demasiado que tuviera 5 conejos, pero al enterarme de que Iris los había aceptado en su casa para que no fueran sacrificados a causa de algunas deficiencias físicas que tienen los animales, comprendí que aquella mujer tiene tanto corazón que hasta podría tener a otros 10 conejos allí.
Dieron las 12 del día y seguíamos sin noticias de mi maleta. La gente del aeropuerto nos pidió paciencia porque había que entregar cientos de maletas perdidas, como es costumbre de la temporada navideña.
Al rededor de la 1 de la tarde apareció Craig, el hijo menor del señor Alex. Craig es un chavo muy sencillo y agradable, muy fanático del futbol como yo. Platicando con él me enteré de que había estado intentando ingresar a algún equipo profesional, como el Everton de Inglaterra, pero una lesión en el tobillo se lo impidió. Craig trabaja en un supermercado llamado ASDA, el cual es el equivalente a un Comercial Mexicana, pues también dicha cadena de supermercados ya es propiedad de Wal-Mart. El visitante se tuvo que disculpar pues tenía que volver al trabajo y sólo esperó a que su papá lo llevara de vuelta en carro. Veinte minutos después de la partida de Craig apareció la persona que cambiaría el resto de mi estadía en Escocia de una manera por demás intensa y quien me haría decidirme a quedarme hasta el día en que planeaba volverme a México originalmente.
Se trataba de Karen, la hija menor de Iris que llegaba a casa de su mamá para conocer al invitado mexicano que había llegado la noche anterior. Cuando la vi entrar a la sala me sentí abrumado por su belleza, era una mujer a la que los ojos le brillaban de una manera extraña y se le notaba un aire de seguridad que sin duda captó mi atención desde el primer momento. Me levanté de inmediato para extenderle la mano y saludarle, pero ella me apartó el brazo para acercarse más y darme un beso en la mejilla seguido de un abrazo... hasta se me fue el aire en ese momento. "Siento mucho lo que te pasó anoche, pero mejor olvídate de ella, es una perra", fueron las primeras palabras de Karen para mí y de verdad que de repente se me había olvidado quién era Joyce.
La guapa chica se sentó a mi lado en el sillón y sacó una cajetilla de cigarros de su bolso, me ofreció uno y lo rechacé amablemente, después me ofreció una cerveza del refrigerador de su madre y volví a rechazar la oferta porque no tomo alcohól. "Wow, eres la primera persona que conozco en mi vida que no fuma ni bebe.. qué interesante" dijo Karen y me sonrió de una forma que me hizo ponerme rojo, según su mamá. La tarde transcurrió entre pláticas y chistes con madre e hija hasta que volvió a parecer Craig acompañado de su novia, Gemma, quien quería conocerme. Gemma escuchó de mi propia voz lo que había sucedido con la vecinita de al lado y dijo algo que me hizo reflexionar acerca de mi suerte en ese momento "bueno, gracias a eso te has hecho de nuevos amigos, ¿cierto?", ¡¡muy cierto!!
Por fin mi equipaje llegó a mis manos alrededor de las 9:30 p.m. de aquel miércoles. Karen, quien había estado al pendiente de la llegada de la van del aeropuerto, fue la primera en salir de la casa para indicarle el camino a seguir al tipo que cargaba mi maleta. Cuando por fin recibí mis pertenecias volvimos a la casa y Karen me preguntó "¿has tenido oportunidad de conocer algo de la ciudad?", "No, del aeropuerto vine para acá y no he hecho nada más que esperar mi maleta", le respondí, "bueno, ahora que tienes tus cosas de vuelta puedes darte un baño, ponerte ropa limpia y prepárate porque te voy a invitar a salir"... ¡sí!, no podía creer mi suerte de nuevo, aquella hermosura de mujer me estaba invitando a salir, qué importa si era por lástima o con la intención de secuestrarme para venderme como esclavo en Rusia, me estaba invitando a salir a MÍ, ¡¡sólo ella y yo!! Estuve a punto de salir corriendo escaleras arriba para saltar dentro de la ducha, pero de repente recordé que tenía que agradecer de alguna manera tanta hospitalidad y buena onda que me habían dado hasta entonces, así que llevé mi maleta a la sala, la abrí y comencé a repartir entre los miembros de la familia aquellos regalos que en un principio eran para Joyce y sus amigos. Lo primero que saqué fue una bolsa hecha a mano por una artesana en Valle de Bravo, la cual se la entregué a Iris, quien la recibió con una gran sonrisa y con un temblor en el cuerpo que reflejaban emoción. También le entregué una gargantilla hecha en Oaxaca que mi amigo Beto me había dado para entregársela a mi entonces musa inspiradora. Llegó el turno de Karen, a quien le entregué una pulsera de plata pura venida desde Taxco, Guerrero... Karen me abrazó de nuevo y me dijo "you are so lovely" y me volvió a dar un beso en la mejilla que por poco me hace doblar las piernas. Al señor Alex le regalé un sarape de Saltillo muy colorido que todos terminaron probándose. A Alex jr le di un chaleco de lana artesanal de Valle de Bravo. A Craig y Gemma les regalé una bufanda de los Pumas y una blusa de Supergirl respectivamente. Todos agradecieron sus regalos pero en verdad que el agradecido era yo.
Subí a bañarme y 20 minutos después estaba vestido para la ocasión con un pantalón negro, zapatos, una camisa color violeta y me daba una rasurada de cara que sin duda me hacía sentir mucho mejor ahora. Karen subió al baño donde estaba para decirme que su mamá había decidido acompañarnos y que esperaba que a mí no me molestara el cambio de planes, lo cual me causó risa porque Iris se estaba comportando como cualquier mamá en México.
Salimos en un taxi en dirección a un bar llamado Spinners, el cual es un lugar de perfil juvenil y del tipo "sports bar" pues estaba repleto de televisores transmitiendo futbol inglés. Ordenamos bebidas y Karen y yo nos disputamos un par de juegos de pool, en los cuales fui arrasado de manera humillante por mi contrincante. Después de aquel buen rato en el bar conversando y gozando de la buena onda de la gente del lugar, llegó la hora de salir en contra de nuestra voluntad, pues a las 12 de la noche todos los bares tienen que cerrar sin tentarse el corazón por los clientes que se la están pasando bien.
Pedimos un taxi para volver a casa y estando ya en camino, Karen me hizo la pregunta que cualquier hombre desea escuchar por parte de una chica, pero lo hizo en el momento menos soñado... frente a su mamá. "¿Quieres pasar la noche conmigo?, ¿quieres venir a mi departamento?"... ¡pfff!, se me subieron los colores de nuevo y me quedé sin palabras. Antes de que pudiera responder cualquier cosa, Iris volteó desde el asiento delantero del taxi para decir "Sí, ve con ella si quieres, no te preocupes su casa queda cerca de la nuestra y mañana paso por ti temprano", para ese momento ya no supe de qué color tenía la cara y acepté la invitación de Karen con un "O...K... let's go". Así pues, fuimos a dejar a Iris en su casa para continuar en el mismo taxi con dirección a su departamento. Durante el recorrido a su casa, Karen y yo no parábamos de mirarnos y sonreirnos hasta que ella rompió el silencio diciendo con un tono travieso "hoy yo voy a ser tu Joyce", era claro entonces, aquella chica tenía un plan por demás perverso para la noche... y a mí me encantaba la idea.
El departamento de Karen se encuentra en el segundo piso de un edificio de por lo menos 8 plantas. Llegamos al lugar corriendo a causa de la llovizna que mojaba las calles y al entrar me encontré con un lugar que me hizo sentir como en casa, como si siempre hubiera estado ahí, era tan cálido que no hizo más falta el sweater que llevaba puesto. Mi nueva anfitriona sacó un par de bebidas de su nevera, puso un disco de Robbie Williams, prendió algunas velas por aquí y por allá, apagó la luz y nos sentamos en el cómodo sofá de su sala. Pasaron algunos minutos entre que hablamos de cosas bobas y sin sentido hasta que de repente la tensión sexual entre ambos no soportó más y nos miramos fijamente uno al otro, recuerdo que sonaba la canción "Angel" de Robbie Williams cuando Karen con una mirada que derretiría a cualquiera, preguntó "¿Quieres un beso?"... yo sólo moví mi cabeza en señal de sí y nos besamos por primera vez. Al beso le siguieron una serie de caricias que se convirtieron en el preámbulo de una noche mágica llena de risas, miradas llenas de complicidad y romance... una noche que dificilmente olvidaré.
Esto es todo por hoy, continuaré con mi relato más adelante. ¡Adiós!

I love Scotland!! (segunda parte)

Final día 1

Después de escuchar el portazo proveniente de la casa de mi ahora ex novia, me encontré parado en la acera con las ideas calientes por lo sucedido y pensando en volverme a México en ese preciso momento y nada más, "tomo un taxi que me lleve al aeropuerto, busco un vuelo a Londres, en Londres busco uno a México y listo". Como si supiera lo que estaba haciendo empecé a andar, habré caminado entre 5 y 10 metros cuando de repente escuché que alguien me llamaba pero a la primera no hice caso y di unos cinco pasos más cuando el llamado fue más fuerte entonces "shhh shhh!!". Al voltearme vi la figura de una mujer mayor, de unos 50 años de edad, se encontraba parada bajo el marco de su puerta y vestía un sweater rojo, era de mediana estatura y parecía estar sufriendo el frío de aquella tarde-noche por la forma en que se tomaba los brazos.
Se trataba de la vecina de Joyce, la señora que vive justo al lado de aquella mujer. Ella me hizo la seña mundial de "acércate" y yo lo hice con mesura. Al estar frente a ella noté que sus ojos azules reflejaban preocupación por lo que había sucedido unos segundos antes. "¿Qué pasó?, te escuché discutiendo con mi vecina... ¿estás bien?", me preguntó mientras volteaba a la casa de junto para ver si Joyce nos miraba desde alguna ventana o algo así. Yo le respondí que había tenido una pelea con ella y que por eso me salí de ese lugar, entonces la señora notó mi acento extranjero y se interesó más en saber sobre mí:
-¿Cómo te llamas?, ¿de dónde eres?-
--Me llamo Victor, soy mexicano--
-¿Mexicano?... perdón, me llamo Iris-- (extendió su mano para saludarme)
--Sí, vine desde México para ver a Joyce pero acabamos de pelear y me voy de vuelta al aeropuerto--
-¿Y cómo piensas irte?-
-Pues... en taxi-
-Aquí no puedes tomar un taxi así simplemente, los tienes que llamar por teléfono, además este lugar no tiene mucho tránsito de transporte público-
Fue entonces cuando me percaté de lo desolado que estaba el lugar, Iris y yo eramos las únicas personas paradas ahí afuera y la oscuridad no ayudaba mucho en mi ya jodido panorama, entonces sí me preocupé.
Supongo que Iris notó que mi preocupación creció al ver mi cara y volvió a preguntarme:
-¿Tienes frío?, ¿tienes algún lugar a dónde ir?-
--Sí, tengo mucho frío y no, no tengo a donde ir--
-Ven, pasa a mi casa para que te tomes una taza de leche caliente, te calmes, me digas lo que pasó y llames un taxi que te lleve al aeropuerto-
No tenía opción, me estaba muriendo de frío y en realidad necesitaba hablar con alguien en ese momento y pensar con calma el siguiente movimiento que iba a hacer.
Ya estando dentro de la casa de Iris me sentí protegido, supongo que fue la sensación de calor y las fotos de unos niños sonrientes en la mesa de centro que tenía en su sala. Eso me hizo saber que estaba en la casa de una familia decente y que por lo menos en ese momento no estaba en peligro.
Iris me ofreció asiento e inmediatamente llamó a alguien gritanddo "Alex! come here please, we have a visitor". De repente por la puerta de la sala apareció un hombre de una estatura aproximada de 1.85 metros, con aspecto rudo, de brazos fuertes, pelirrojo... el típico hombre escocés, de hecho se me figuró a "Hamish", el amigo de William Wallace en la película "Braveheart" de Mel Gibson. Yo me levanté de inmediato para saludarle mientras Iris nos presentaba "this lad is Victor, he came from Mexico looking for Joyce", "Victor, this is Alex, my husband", el gigante me dio un fuerte apretón de mano y me volvió a pedir que me sentara, cosa que hice sin pensarlo dos veces.
Iris empezó a contarle a su esposo lo sucedido conmigo afuera y el motivo por el cual yo me encontraba sentado en la sala de su casa. Después de escuchar lo comentado por Iris, Alex me preguntó el porqué había viajado desde tan lejos para ver a Joyce y yo respondí "ella es mi novia y llevaba mucho tiempo planeando este viaje para pasar con ella Navidad", jamás olvidaré la expresión de Alex al escuchar mis palabras, él estaba impresionado y no me pareció extraño después de que él dijera "bueno, voy decirte que fuiste muy afortunado al salirte de esa casa, pues ella se ha convertido en una mujer muy problemática, sobre todo por sus amistades... sólo convive con traficantes de drogas y ladrones. De haber estado un rato más allí y de haber llegado sus amigos... no quiero pensar en lo que te hubiera sucedido", la sangre se me heló y se me secó la boca. Mi reacción inmediata fue tomarme la cabeza en incredulidad mientras aquel matrimonio me miraba desde el otro sillón tomados de la mano.
Pasé media hora escuchando todas las atrocidades acerca de Joyce que jamás me hubiera imaginado y cada vez más el hueco en mi pecho se hacía más grande y dolía más. Ya no aguantaba, de verdad que no y casi me quebré, pero un abrazo caluroso de Iris a tiempo evitó mi caída. Al ser cuestionado acerca de lo que pensaba hacer ahora que sabía la verdad sobre aquella mujer por la cual me había sacrificado tanto, respondí que quería irme al aeropuerto para volver a México lo antes posible, pero de repente recordé mi maleta perdida en Inglaterra "neta... en cualquier momento podrían llegar con mi maleta para entregarla en casa de Joyce", entonces les conté el drama que viví en Londres y a mi llegada a Glasgow. Iris se levantó de inmediato para tomar el teléfono, llamar al aeropuerto y cambiar la dirección de entrega de mi maleta, pues dijo que si mi equipaje llegaba a casa de mi ex novia, seguramente no volvería a ver mis cosas nunca más.
Después de realizar la llamada, la amable señora me invitó a pasar a su cocina para que cenara algo mientras esperaba por mi equipaje, el cual se suponía llegaría a Escocia en el último vuelo desde Londres a las 9 de la noche y la recibiría 1 hora después. Aquella noche cené unas deliciosas chuletas de puerco ahumadas acompañadas por puré de papa y el clásico pan escocés del cual no recuerdo el nombre.
Platicando acerca de México y Escocia nos dieron las 11 de la noche y no tenía noticias de mis pertenencias extraviadas, así que volvimos a llamar al aeropuerto y dijeron que la entrega se realizaría hasta el otro día alrededor de las 11 de la mañana. Entonces Alex e Iris me ofrecieron quedarme en su casa por lo menos durante esa noche para recibir mi equipaje y después decidir lo que quería hacer.
Mi anfitriona me llevó escaleras arriba para mostrarme el cuarto que tenían desocupado y en donde iba a dormir. Al subir me encontré con Alex o "young Alex" como lo conocen en casa, uno de los hijos del matrimonio. Alex jr tiene 24 años de edad pero desafortunadamente sufre de un retraso intelectual que sitúa su mente en una edad infantil. Él me saludó con una sonrisa que me alivió un poco la angustia de aquel momento y me invitó a jugar con su Play Station 2... ese gesto significó mucho para mí, pues yo era un completo extraño y todos me estaban tratando de maravilla, incluso él a pesar de mi invasión a su espacio.
Después de indicarme amablemente dónde iba a dormir, Iris se retiró para que yo pudiera conversar con el joven Alex un rato. Aquel muchacho es brillante a pesar de su problema, en ese lapso de 5 minutos que conversé con él, me di cuenta de la buena educación que había recibido para hacer más fácil su adaptación al mundo y eso me provocó una sonrisa que no pude evitar. Después de conversar con Alex jr, volví a bajar las escaleras para convivir más con Iris y el señor Alex. Durante esa plática me enteré que el matrimonio que formaban ya era el segundo para cada uno y que el señor Alexander había tenido dos hijos en su primer matrimonio, Alex de 24 años y Craig de 19. Craig ya vive con su novia, Gemma de 20 años, en un departamento y planean casarse dentro de 2 años. La señora Iris tuvo dos hijas, Katrina de treinta y tantos años de edad y casada, y Karen de 28 años y soltera. El único que vive con ellos es Alex jr, por la razón que ya mencioné.
Mientras yo les platicaba de mi familia, Iris me ofreció llamar a mi casa en México para que supieran que me encontraba bien. Fue una llamada corta donde pude comunicarme con mi hermano menor y le pude decir que había llegado sano y salvo a Escocia y que me encontraba bien, claro, no le mencioné mi situación en aquel momento para no alarmar al resto de la familia y provocar una llegada de docenas de mis familiares a territorio escocés en mi rescate.
Después de la llamada seguí conversando con los señores y se me ocurrió sacar la botella de tequila que llevaba conmigo en mi equipaje de mano, la cual iba a ser regalo para los amigos de Joyce, pero sin duda preferí ofrecerla en muestra de agradecimiento a mis salvadores, quienes la aceptaron con una sonrisa sincera mientras leían en la etiqueta "Cazadores" para después fallar en el intento de pronunciar la palabra.
Era la 1:30 de la madrugada cuando me disculpé y me retiré a dormir, no sin antes abrazar a los dos ángeles que me dieron alimento y cobijo esa noche.
Estando en el cuarto le agradecí a Dios por haberme puesto a estas personas en el camino.
A partir de entonces todo mejoró de una manera impresionante para mí y empecé a vivir la mejor experiencia de mi vida, todo esto se los contaré más adelante. ¡Adiós!

I love Scotland!!

Éste es el relato de mi primer viaje a Europa, el cual realicé en diciembre de 2005 con el propósito de pasar Navidad con mi "novia" Joyce en Escocia. Este viaje me marcó para siempre, pues resultó ser completamente diferente a lo que había planeado originalmente y me llevó a vivir una de las mejores experiencias de mi vida entera.
Día 1: Hola y Adiós

A las 8:20 de la noche del lunes 19 de diciembre me encontraba abordando el vuelo 242 de British Airways que me llevaría desde el Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México hacia el aeropuerto internacional de Londres, mejor conocido como London Heathrow, donde completaría la primera y más larga fase de mi viaje hacia Escocia. Una guapa sobrecargo de cabello rubio y radiantes ojos azules me recibió a la puerta de la nave con una linda sonrisa y diciendo "Hello, may I see your boarding pass please?", y después de mostrárselo me señaló la ubicación de mi asiento, ese asiento que llevaba meses esperando tomar. Después de guardar mi equipaje de mano en los gabinetes de la parte superior del avión, tomé mi asiento y me relajé con un trago de agua fresca de la botella que llevaba conmigo aquella noche y me dispuse a observar lo que pasaba a mi alrededor. Gente abordando en parejas, grupos o solitariamente como yo; gente con cara de cansancio, gente con cara alegre, otros con los nervios de montarse en un avión que iba a volar 10 horas hasta el otro lado del mundo sin detenerse en el camino, gente con la típica expresión de quien no quiere abandonar el lugar donde ha pasado días maravillosos, gente con rostros de molestia por alguna irregularidad en el aeropuerto, jejeje, de esos rostros que sólo un mexicano puede provocar. En fin, unos 5 minutos después de haber ocupado mi asiento llegó uno de mis dos compañeros de vuelo, se trataba de un amable señor español que me saludó en castellano al ver que portaba mi camiseta del tricolor... como había acordado con Joyce para que lograra ubicarme más fácilmente a mi llegada al aeropuerto de Glasgow. Algunos momentos después el señor español y yo nos vimos sorprendidos por la belleza de una hermosa mujer de cabellos dorados, una piel dorada por el Sol mexicano y unos ojos que me parecieron grises. ¡Sí!, se trataba de mi otra compañera de vuelo y se sentaría junto a la ventana mientras yo ocuparía el asiento del medio y el amigo español el del pasillo. Yo no podía creer mi suerte y el español tampoco podía creer mi suerte, pues cualquiera hubiera querido pasar 10 horas al lado de aquella belleza nórdica. Lamentablemente éste no es un mundo perfecto y media hora después de abandonar el suelo mexicano, la dama sueca (eso me dijo el español que era), se mudó de lugar para sentarse junto a su novio o esposo a un par de filas adelante de nosotros... ¡diablos! El vuelo transcurrió sin muchas emociones excepto por un par de acontecimientos que me hicieron estremecer. El primero fue cuando me dispuse a orinar en uno de los retretes que se encontraban a unos metros detrás de mi asiento. El retrete estaba ocupado y tuve que esperar unos momentos para poder hacer uso del mismo y mientras esperaba mi turno, vi a uno de los sobrecargos besando a otro sobrecargo en la cocineta del avión... ¡un poco de decencia, señores! El otro acontecimiento fue mucho peor, pues en pleno vuelo y justo encima del océano, escuché una voz que con miedo decía en inglés "huele a quemado" e inmediatamente después otra voz que dijo "sí, hay humo allá atrás"... carajo, ahora nos vamos a quemar a más de Dios sabe cuántos metros de altura y sobre el Atlántico donde nadie te va a encontrar, genial!!. Vi a los sobrecargos correr alarmados hacia la parte trasera del avión para saber lo que sucedía, vi a la gente de a mi alrededor despertar a sus compañeros de vuelo en caso de que en realidad estuviéramos en peligro y yo trataba de no mostrar mi miedo a pesar de sentir que me iba a cargar el payaso ahí sentado. Afortunadamente para todos sólo se trataba de un imbécil fumando en el baño, quien fue multado con 2,000 dólares por fumar en un vuelo donde estaba estrictamente prohibido hacerlo... qué bueno, por idiota. Los problemas empezaron al llegar a Londres, pues mi avión aterrizó 40 minutos después de lo esperado a causa del tráfico aéreo y yo ya estaba muy retrasado para tomar mi vuelo de conexión a Glasgow. Salí corriendo por el pasillo que me llevaría al camión que a su vez me conduciría a la terminal 1 del aeropuerto, la cual es donde salen los vuelos que van al interior del Reino Unido e Irlanda. El camioncito se tardó 15 minutos en el traslado de la terminal 4 a la 1 y yo ya empezaba a sudar frío al ver cómo las manecillas del reloj no se detenían y sólo me quedaban 30 minutos para abordar. Para muchos esto sería tiempo suficiente, pero no en el aeropuerto de Londres, pues tienes que dar todos los detalles de tu viaje al personal de seguridad británica, así que perdí un buen rato tratando de convencer al oficial de origen hindú de que no era un terrorista, sino un simple mexicano tratando de llegar a tiempo para verse con su novia en Escocia. Finalmente me dieron el pase pero era demasiado tarde, había perdido mi vuelo a Glasgow. Afortunadamente la gente de BA se mostró muy comprensiva y me repuso el vuelo dos horas después, por lo cual llegué a Glasgow con poco más de dos horas de retraso. Al llegar al Glasgow Airport sólo pensaba en lo tarde que era y en lo desesperada o desilusionada que estaría Joyce por mi ausencia en aquel vuelo que llegó más temprano, pero de repente ese pensamiento se esfumó al encontrarme con la peor pesadilla de un pasajero... mi maleta no salía por la banda de reclamo de equipaje, ¡¡no me jodas!! Me dirigí a la oficina de equipaje para pedir una explicación y cuando el personal se puso a rastrear mi valija con el número de seguridad que me dieron, me encontré con algo increíble, mi maleta estaba viajando a Liverpool gracias al error de algún imbécil en Londres... ¡¡pinches Sassunachs!! No me quedó más que dar la dirección de Joyce para que me entregaran mi maleta cuando ésta llegara a Escocia. Me apresuré a buscar la salida del aeropuerto para verme con Joyce, pero obvio, ella ya no estaba ahí, era lógico que con tanto tiempo de retraso ella hubiese pensado que no hice el viaje y se fue del lugar. Tomé un taxi a las afueras del aeropuerto para dirigirme a su casa. Era mi primera vez en el Reino Unido, así que sólo le mostré la dirección al taxista y él se encargó de todo. El taxi me cobró 5 libras y me dejó justo a la puerta de la casa de mi novia. El taxi se fue y mi mala suerte seguía cobrándome factura de los golpes de buena suerte que haya tenido en mi vida, pues Joyce no estaba en casa. Esperé por espacio de 10 minutos cuando la vi llegar acompañada de una de sus amigas. Ella me recibió muy bien y me dijo que había estado esperando por mí en el aeropuerto y al no verme llegar en aquel vuelo que perdí, decidió irse. Lo que a continuación sucedió al estar dentro de la casa de Joyce me lo voy a guardar, pues fue una experiencia muy amarga que aunque no podré olvidarla nunca, no quiero volver a hablar al respecto. Sólo les puedo decir que en tan sólo dos horas descubrí a una Joyce muy diferente a la que había conocido antes, ya no era la chica linda que esperaba por mi llegada, de hecho se convirtió en una persona deplorable con la cual no podría estar como amigo ni mucho menos como pareja. Mi descubrimiento acerca de su "nueva vida" nos orilló a una discusión que culminó conmigo en la calle con mochila al hombro y ella azotando la puerta detrás de mí.
Hasta aquí llegaré por hoy, continuaré con el relato más adelante. Hasta luego.

viernes, 13 de febrero de 2009

Capitán mis hue...

Ya se habló mucho sobre esto en todos lados, en los medios, en la escuela, en el trabajo, en la casa, en la esquina... en todos lados. La derrota ante Estados Unidos fue algo que nos hundió el ánimo aún más, como que era lo que faltaba en la lista de las patrañas que no aquejan en estos tiempos: crisis económica, desempleo, delincuencia, narco, corrupción, bla bla bla...

Que si la alineación, que si el clima, que si la estrategia... se han tratado de dar muchas explicaciones acerca de ese 2-0 que nos restregaron en la cara (otra vez). Pero la única verdad es que el equipo anda mal y que si no se ponen las pilas y empiezan a sentir la camiseta como se debe, en Sudáfrica nos va a ir del nabo; por que seguro que entramos, con 3 boletos y medio disponibles, sería mucha jalada que no entráramos.

En resumen, todos son responsables por esa nueva humillación a manos de los gringos, todos tienen cierto porcentaje de culpa. Pero al que yo sí colgaría de las criadillas en la antena más alta de la Torre Mayor, es a Rafa Márquez.

Y mucho ojo, que no lo estoy señalando como el gran culpable, como el que provocó que perdiéramos ante Donovan y compañía una vez más. Nada de eso, de hecho cuando lo expulsaron, el equipo empezó a jugar mejor.

Pero lo que sí me repatea, es que el tipo lo volvió a hacer, se hizo expulsar de manera sumamente idiota en un partido clave para el tricolor. Ya lo había hecho en el 2002 cuando le acomodó un codazo a Cobi Jones cuando perdíamos 2-0, en la Confederaciones de 2006 también hizo de las suyas y pateó a un argentino, durante el mundial se le ocurrió meter mano en el área y nos marcaron un penal en contra... me parece que fue contra Portugal. En fin, con esta nueva hazaña, creo que quedó claro que el gafete de capitán le queda grande y que no es digno de portarlo.

No sabe manejar la responsabilidad de ser la cara de un equipo, cree que ser líder significa dárselas de guapo y repartir patadas en demostración de "garra".

¿Por qué no hace eso con el Barcelona?, a mí me parece que la culpa de ese comportamiento la tenemos en gran parte todos nosotros, porque con tanta adulación lo hemos convertido en una diva arrogante que cree que sin él la selección no puede jugar y que se le va a disculpar culquier babosada que haga... igual que con Cuauhtémoc Blanco.

Lo peor es que se le siguen perdonando las cajeteadas y se le sigue convocando con desesperación para cada partido. Nos tira el partido a la cake y nosotros seguimos comprando su perfumito o todo producto en el que aparezca su jetota.

Es un gran jugador, uno de los mejores defensas del mundo, de eso no hay duda, pero esa actitud de "pipiripau" no se puede seguir soportando en el tricolor.

Propongo como nuevo capitán a Sinha, es un jugador maduro que bien puede poner orden dentro del campo. Ojalá no empiecen a saltar los come pijas de siempre con que "el capitán debe ser un mexicano de nacimiento", ya hay que progresar.

martes, 10 de febrero de 2009

¿Valentía o locura?

Lo confieso, soy aficionado a la fiesta brava sin remedio... aunque a muchos no les guste.
Y durante tantos años de ver corridas de toros he presenciado verdaderos actos de valor frente a los astados de más de 450 kilos de peso. He visto a toreros hincarse frente a las narices del toro, a otros recibir al enemigo a "porta gayola", a otros tantos sacar una faena de rodillas y de espaldas y a los increíbles forcados recibir de lleno la embestida del bocel. Pero nunca, y de verdad lo digo, nunca vi algo como lo que el rejoneador portugués João Salgueiro hizo durante una presentación en su país.

Salgueiro se encontraba rejoneando a un astado cuando éste alcanzó a tocar con sus pitones el costado del caballo que João montaba en ese momento, provocando que el torero dejara su montura y se enfrentara al toro a pie y a mano desnuda.
De inmediato los subalternos intentaron distraer la atención del animal pero el rejoneador los apartó con un gesto de su mano.

El portugués se plantó frente al cornudo paara después recibir el impacto de una embestida que lo dejó perdido en el espacio.

Afortunadamente en Portugal los cuernos de los toros son forrados para evitar cornadas, por lo que Salgueiro sólo sufrió golpes.

En entrevista para la tele dijo que su acto se debió al coraje que le dio que su caballo fuera golpeado por el toro y pues salió a hacerle el quite al cuaco...

Es en estos casos cuando me queda claro que entre la valentía y la estupidez sólo hay un paso de distancia.

Por cierto, así como los cuernos son forrados, en Portugal tampoco se permite lastimar al toro y mucho menos matarlo.

Ahí les dejo el video de "la ira de Salgueiro".