lunes, 27 de abril de 2009

I love Scotland!!

Éste es el relato de mi primer viaje a Europa, el cual realicé en diciembre de 2005 con el propósito de pasar Navidad con mi "novia" Joyce en Escocia. Este viaje me marcó para siempre, pues resultó ser completamente diferente a lo que había planeado originalmente y me llevó a vivir una de las mejores experiencias de mi vida entera.
Día 1: Hola y Adiós

A las 8:20 de la noche del lunes 19 de diciembre me encontraba abordando el vuelo 242 de British Airways que me llevaría desde el Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México hacia el aeropuerto internacional de Londres, mejor conocido como London Heathrow, donde completaría la primera y más larga fase de mi viaje hacia Escocia. Una guapa sobrecargo de cabello rubio y radiantes ojos azules me recibió a la puerta de la nave con una linda sonrisa y diciendo "Hello, may I see your boarding pass please?", y después de mostrárselo me señaló la ubicación de mi asiento, ese asiento que llevaba meses esperando tomar. Después de guardar mi equipaje de mano en los gabinetes de la parte superior del avión, tomé mi asiento y me relajé con un trago de agua fresca de la botella que llevaba conmigo aquella noche y me dispuse a observar lo que pasaba a mi alrededor. Gente abordando en parejas, grupos o solitariamente como yo; gente con cara de cansancio, gente con cara alegre, otros con los nervios de montarse en un avión que iba a volar 10 horas hasta el otro lado del mundo sin detenerse en el camino, gente con la típica expresión de quien no quiere abandonar el lugar donde ha pasado días maravillosos, gente con rostros de molestia por alguna irregularidad en el aeropuerto, jejeje, de esos rostros que sólo un mexicano puede provocar. En fin, unos 5 minutos después de haber ocupado mi asiento llegó uno de mis dos compañeros de vuelo, se trataba de un amable señor español que me saludó en castellano al ver que portaba mi camiseta del tricolor... como había acordado con Joyce para que lograra ubicarme más fácilmente a mi llegada al aeropuerto de Glasgow. Algunos momentos después el señor español y yo nos vimos sorprendidos por la belleza de una hermosa mujer de cabellos dorados, una piel dorada por el Sol mexicano y unos ojos que me parecieron grises. ¡Sí!, se trataba de mi otra compañera de vuelo y se sentaría junto a la ventana mientras yo ocuparía el asiento del medio y el amigo español el del pasillo. Yo no podía creer mi suerte y el español tampoco podía creer mi suerte, pues cualquiera hubiera querido pasar 10 horas al lado de aquella belleza nórdica. Lamentablemente éste no es un mundo perfecto y media hora después de abandonar el suelo mexicano, la dama sueca (eso me dijo el español que era), se mudó de lugar para sentarse junto a su novio o esposo a un par de filas adelante de nosotros... ¡diablos! El vuelo transcurrió sin muchas emociones excepto por un par de acontecimientos que me hicieron estremecer. El primero fue cuando me dispuse a orinar en uno de los retretes que se encontraban a unos metros detrás de mi asiento. El retrete estaba ocupado y tuve que esperar unos momentos para poder hacer uso del mismo y mientras esperaba mi turno, vi a uno de los sobrecargos besando a otro sobrecargo en la cocineta del avión... ¡un poco de decencia, señores! El otro acontecimiento fue mucho peor, pues en pleno vuelo y justo encima del océano, escuché una voz que con miedo decía en inglés "huele a quemado" e inmediatamente después otra voz que dijo "sí, hay humo allá atrás"... carajo, ahora nos vamos a quemar a más de Dios sabe cuántos metros de altura y sobre el Atlántico donde nadie te va a encontrar, genial!!. Vi a los sobrecargos correr alarmados hacia la parte trasera del avión para saber lo que sucedía, vi a la gente de a mi alrededor despertar a sus compañeros de vuelo en caso de que en realidad estuviéramos en peligro y yo trataba de no mostrar mi miedo a pesar de sentir que me iba a cargar el payaso ahí sentado. Afortunadamente para todos sólo se trataba de un imbécil fumando en el baño, quien fue multado con 2,000 dólares por fumar en un vuelo donde estaba estrictamente prohibido hacerlo... qué bueno, por idiota. Los problemas empezaron al llegar a Londres, pues mi avión aterrizó 40 minutos después de lo esperado a causa del tráfico aéreo y yo ya estaba muy retrasado para tomar mi vuelo de conexión a Glasgow. Salí corriendo por el pasillo que me llevaría al camión que a su vez me conduciría a la terminal 1 del aeropuerto, la cual es donde salen los vuelos que van al interior del Reino Unido e Irlanda. El camioncito se tardó 15 minutos en el traslado de la terminal 4 a la 1 y yo ya empezaba a sudar frío al ver cómo las manecillas del reloj no se detenían y sólo me quedaban 30 minutos para abordar. Para muchos esto sería tiempo suficiente, pero no en el aeropuerto de Londres, pues tienes que dar todos los detalles de tu viaje al personal de seguridad británica, así que perdí un buen rato tratando de convencer al oficial de origen hindú de que no era un terrorista, sino un simple mexicano tratando de llegar a tiempo para verse con su novia en Escocia. Finalmente me dieron el pase pero era demasiado tarde, había perdido mi vuelo a Glasgow. Afortunadamente la gente de BA se mostró muy comprensiva y me repuso el vuelo dos horas después, por lo cual llegué a Glasgow con poco más de dos horas de retraso. Al llegar al Glasgow Airport sólo pensaba en lo tarde que era y en lo desesperada o desilusionada que estaría Joyce por mi ausencia en aquel vuelo que llegó más temprano, pero de repente ese pensamiento se esfumó al encontrarme con la peor pesadilla de un pasajero... mi maleta no salía por la banda de reclamo de equipaje, ¡¡no me jodas!! Me dirigí a la oficina de equipaje para pedir una explicación y cuando el personal se puso a rastrear mi valija con el número de seguridad que me dieron, me encontré con algo increíble, mi maleta estaba viajando a Liverpool gracias al error de algún imbécil en Londres... ¡¡pinches Sassunachs!! No me quedó más que dar la dirección de Joyce para que me entregaran mi maleta cuando ésta llegara a Escocia. Me apresuré a buscar la salida del aeropuerto para verme con Joyce, pero obvio, ella ya no estaba ahí, era lógico que con tanto tiempo de retraso ella hubiese pensado que no hice el viaje y se fue del lugar. Tomé un taxi a las afueras del aeropuerto para dirigirme a su casa. Era mi primera vez en el Reino Unido, así que sólo le mostré la dirección al taxista y él se encargó de todo. El taxi me cobró 5 libras y me dejó justo a la puerta de la casa de mi novia. El taxi se fue y mi mala suerte seguía cobrándome factura de los golpes de buena suerte que haya tenido en mi vida, pues Joyce no estaba en casa. Esperé por espacio de 10 minutos cuando la vi llegar acompañada de una de sus amigas. Ella me recibió muy bien y me dijo que había estado esperando por mí en el aeropuerto y al no verme llegar en aquel vuelo que perdí, decidió irse. Lo que a continuación sucedió al estar dentro de la casa de Joyce me lo voy a guardar, pues fue una experiencia muy amarga que aunque no podré olvidarla nunca, no quiero volver a hablar al respecto. Sólo les puedo decir que en tan sólo dos horas descubrí a una Joyce muy diferente a la que había conocido antes, ya no era la chica linda que esperaba por mi llegada, de hecho se convirtió en una persona deplorable con la cual no podría estar como amigo ni mucho menos como pareja. Mi descubrimiento acerca de su "nueva vida" nos orilló a una discusión que culminó conmigo en la calle con mochila al hombro y ella azotando la puerta detrás de mí.
Hasta aquí llegaré por hoy, continuaré con el relato más adelante. Hasta luego.

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